El poeta alemán Bertolt Brecht, tituló uno de sus poemas “Malos tiempos para la lírica”, mientras veía como los nazis ascendían rápidamente al poder en Alemania. Muchos años después, durante una de las décadas más convulsas de España, la de los 90, el grupo Golpes Bajos usó ese mismo título para una de sus canciones más conocidas, como protesta por la situación que atravesaba el país. Hoy, parafraseando a Brecht, y, por supuesto, salvando las distancias, cabe decir que, en el agilismo, corren malos tiempos para las retrospectivas.
Las retrospectivas nacieron como un punto de encuentro para que los equipos analizasen, inspeccionasen y reflexionasen sobre el trabajo que estaban realizando, sobre cómo sacar provecho de aquellos procesos, interacciones, métodos o herramientas que estaban beneficiando al equipo y sobre cómo sacar lecciones aprendidas y planes de acción para remediar aquellos puntos débiles que identificaban gracias a esa inspección y retrospección.
Sin embargo, se ha podido comprobar que, en los últimos años, las retrospectivas se han convertido en sesiones de las que los equipos solicitan y quieren prescindir. Reuniones sin objetivo o contenido, y, que son vistas como una pérdida de tiempo y un desperdicio para los equipos ágiles. Y, en gran parte, todo esto ha ocurrido porque los Agile Coaches y los Scrum Master hemos convertido estos eventos en un circo, y digo hemos, porque al final todos somos culpables de que las retrospectivas tengan la fama que tienen hoy en día.
Con la excusa de fomentar el buen ambiente entre los miembros de los equipos y generar un entorno de confianza en el que poder compartir sin miedo y de manera abierta los logros y los problemas de los equipos, muchos Scrum Master y Agile Coaches empezaron a distorsionar esta ceremonia infantilizándola y creando dinámicas más propias de una reunión para hacer equipo que de una retrospectiva tal y como la hemos definido al inicio de este artículo. Se comenzó a dar más importancia a las actividades que se usan para romper el hielo y para que los equipos se sientan cómodos que al objetivo principal de la misma que mencionábamos al inicio de este artículo. El excesivo uso de elementos relacionados con las dinámicas de grupo, y el alejamiento de la búsqueda de un espacio para inspeccionar y adaptar el día a día del equipo más allá de la entrega de producto/servicio/software funcionando es lo que ha llevado a que muchos equipos rechacen esta ceremonia e incluso a intentar evitarla a toda costa.
Pero ¿cuáles son las razones por la que esto está ocurriendo? En mi opinión, creo que esto se da por dos factores principalmente: el primer factor a destacar es que con la inclusión de las retrospectivas en la Guía de Scrum en 2010 y siendo este el marco de trabajo ágil más implantado en las organizaciones y entre los equipos, el uso de las retrospectivas se extendió como la pólvora y con el alto intrusismo que hay en este sector, este evento empezó a usarse de manera incorrecta. El segundo factor es la alta ambigüedad y espacio para la interpretación que tienen Agile y sus marcos de trabajo. Al tratarse de métodos de trabajo poco prescriptivos y en general poco detallados, dependerá mucho del “cristal con el que se mire” y de quién lo mire. Y si combinamos el primer factor con el segundo, estamos creando la tormenta perfecta.
¿Cómo podemos devolverles la gloria a las retrospectivas? Desde mi punto de vista, para que los equipos vuelvan a enamorarse de las retrospectivas, las personas encargadas de facilitarlas deberían volver a los orígenes, pero, sobre todo, sería vital hacer un ejercicio de reflexión para entender qué saben verdaderamente sobre las retrospectivas y analizar qué están haciendo bien y qué hay que mejorar, pero siempre bajo el prisma de los valores y principios ágiles y teniendo en cuenta la naturaleza e idiosincrasia de cada equipo. Una buena manera para volver a esos orígenes es leer libros como el “Agile Retrospectives” de Esther Derby y Diana Larsen donde se puede aprender mucho no solo de la estructura de una buena retro si no también de la esencia y el porqué de las mismas. La mejora continua no solo es aplicable a lo que generamos como equipo (el incremento) si no a nosotros mismos como personas y al rol que desempeñamos. El investigar y aprender más allá de lo que ya conocemos puede enriquecernos mucho de cara a mejorar nuestras habilidades y a encontrar y generar nuevas estrategias que llevar a cabo con los equipos para que estos se sientan escuchados y entendidos.
Las retrospectivas son, en mi opinión, uno de los eventos más importantes que cualquier equipo que sea ágil debe realizar, y la última de la que prescindiría si tuviera que dejar de realizar alguno de ellos. Ya que el valor que aporta al equipo, cuando se hacen bien, es incalculable. Para aquellos Agile Coaches o Scrum Master o Agilistas que estén viendo como sus equipos reniegan de las retrospectivas, mi consejo es que deben volver al punto partida. Solo si volvemos a ese punto de partida y deshacemos nuestros pasos podremos ver mejor el camino que hemos recorrido y decidir si queremos seguir por la misma senda o si, por el contrario, vale la pena desviarse un poco del camino que estábamos siguiendo, quizás así, los equipos vuelvan a ver estos eventos como algo imprescindible para su día a día agile.
Manager y Scrum Master en una de las Consultoras más importantes del país. Tuvo la suerte de nacer en Sevilla y de poder desarrollar su carrera en esa ciudad. En sus ratos libres podrás encontrarla disfrutando de su pequeña, paseando por las calles de su ciudad leyendo un buen libro.