Siempre es útil hacer analogías. Es decir, tratar de razonar sobre las condiciones o funciones de una cosa o situación basándonos en las funciones de algo que suponemos parecido, esto nos permite tender puentes hacia lo desconocido. Juguemos a las analogías y hagamos una pregunta ¿qué profesión es la que tu crees que se parece más a la de Dirección de Proyectos?
La respuesta que destaca es la de director de orquesta, y tanto en las redes sociales como en los libros especializados utilizan esta comparación. Bien, analicemos esta analogía.
El número de miembros de una orquesta sinfónica, aunque ha ido variando en el tiempo, y también depende de la obra o del lugar donde se realizará la interpretación, suele rondar entre 85-95 músicos, y tienen todas las familias, de cuerda, viento y percusión, completas.
Cualquiera de los músicos es un maestro en su instrumento, tiene títulos en teoría de la música, interpretación, composición, etc., además de formación en conservatorios o escuelas/universidades privadas de música de alto nivel, y no digamos del propio director de orquesta.
A nosotros, en los proyectos, siempre nos falta alguien, tenemos los que nos ceden, más veces que menos, al triste, al contractivo, al junior, al pasivo, al que no quiere nadie, etc. Los proyectos son situaciones de escasez, falta tiempo, dinero, personas y conocimientos. Y si nos miramos a nosotros mismos, como directores de proyectos, nuestra formación muchas veces no ha sido reglada y llegamos a esta posición de forma accidental y hacemos un ejercicio amateur.
La partitura ya existe, seguramente desde hace siglos, y el director de orquesta ya la habrá oído interpretar o ya la habrá interpretado el mismo.
Nosotros nos enfrentamos a proyectos que, por definición, son únicos y temporales, ya sea por el cliente, por los productos y servicios a desarrollar, por la tecnología involucrada, o por el impacto. Muchas veces es la primera vez que nos enfrentamos a estos retos sin experiencia previa, y en muchas ocasiones no vemos la partitura inicial porque los comerciales no entienden que necesitemos ver el contrato.