Realmente creo que estamos viendo y viviendo un fenómeno de disrupción de nuestro mundo tal y como lo conocemos hasta ahora. Este fenómeno por un lado es emocionante, no todas las generaciones tienen la “fortuna” de vivir en primera persona cambios de esta magnitud y, por otro lado, genera la inquietud de a dónde y hasta dónde nos llevará esta situación.
Hablo del desarrollo imparable de la Inteligencia Artificial (IA en adelante) que tal como era de prever, una vez puesto en marcha, avanza a un ritmo exponencial.
Hagamos un poco de memoria. Según la Wikipedia “La inteligencia artificial surge definitivamente a partir de algunos trabajos publicados en la década de 1940 que no tuvieron gran repercusión, pero a partir del influyente trabajo en 1950 de Alan Turing, matemático británico, se abre una nueva disciplina de las ciencias de la información. Si bien las ideas esenciales se remontan a la lógica y algoritmos de los griegos, y a las matemáticas de los árabes, el concepto de obtener razonamiento artificial aparece en el siglo xiv. A finales del siglo xix se obtienen lógicas formales suficientemente poderosas y, a mediados del siglo xx, se obtienen máquinas capaces de hacer uso de tales lógicas y algoritmos de solución.
En 1956, John McCarthy acuñó la expresión «inteligencia artificial», y la definió como «la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de cómputo inteligentes»”, es decir que no estamos precisamente ante una novedad.
Sin embargo, en los últimos tiempos, estamos viendo un constante y quizás inquietante aumento de noticias relacionadas con nuevos logros (CONOCIDOS) alcanzados por la IA donde grandes corporaciones como Microsoft y Google han empezado una competencia visible por ver quién es el que consigue la mejor IA en menos tiempo, lo que sin duda provoca que los avances sean cada vez más rápidos y de mayor impacto.
Podemos estar hablando de que ha podido comenzar la era de la IA (suena fuerte, ¿verdad?) y, por tanto, deberíamos preguntarnos desde ya mismo, cómo se escribirá el futuro desde esa perspectiva y qué podemos hacer para avanzar y crecer en ese futuro.
Creo que una de las primeras cuestiones que deberíamos hacernos es cómo la IA puede impactar y, si es posible, beneficiar a mi negocio, ya que de ser el caso, aquellos que descubran antes cómo poner a la IA de su lado dispondrán de una ventaja inmediata sobre aquellos que lo descubran más tarde. Puede que igual esto te suene a lejano o que creas que en tu negocio no afecta, pero piensa, por ejemplo, cuando hace unos años empezaron a hacerse esa misma pregunta sobre si los negocios necesitaban o no una página web, un teléfono móvil o más recientemente si se debía o no mantener una comunicación fluida con los clientes a través de las Redes Sociales.
Asimismo, pudiera ser prudente empezar a visualizar de forma diferente nuestro trabajo, ya que por un lado pudiera ser que la IA, en cierta medida, lleve a cabo, de una manera mucho más eficiente, aquellas tareas más repetitivas y de menor valor añadido, pero, puede que libere a ciertos profesionales de cierta carga burocrática como la de rellenar formularios o pudieran abrirse caminos hacia oportunidades en nuevos empleos (algunos de los cuales ahora mismo son inimaginables), como por ejemplo, ya se han creado nuevos oficios como lo que en inglés se conoce como prompt engineer, a los que en los mentideros especializados se les empieza a conocer como ingenieros de peticiones ya que su trabajo consiste en saber qué palabras exactas emplear para que la IA en cuestión aporte el mejor resultado y creedme si os digo que estos nuevos puestos, al menos de momento, están muy bien remunerados ya que existen ofertas para cubrir dichos puestos del orden de 250.000 – 350.000 $ año.