Una verdadera transformación digital y por verdadera quiero decir que realmente sea un proceso de transformación, evidentemente supondrá tanto retos como oportunidades para aquellas organizaciones que quieran innovar, crecer, diferenciarse y proporcionar mejores productos o servicios a sus clientes. Desde luego, el proceso implicará asumir ciertos riesgos, superar barreras y enfrentarse a incertidumbres, pero también implicará aprovechar oportunidades, generar valor y crear ventajas competitivas.
Tal como he venido insistiendo, este proceso de transformación digital requiere una visión clara, una planificación adecuada y una ejecución eficaz.
- Visión: La empresa debe tener una visión clara de lo que quiere lograr con este proceso, cómo va a medir su éxito y qué beneficios va a obtener.
- Planificación: Se deben planificar adecuadamente los recursos, los tiempos y los riesgos, así como definir los roles y las responsabilidades de todas las partes implicadas.
- Ejecución: Como en cualquier otro asunto estratégico, se deben ejecutar eficazmente las acciones establecidas en el plan, monitorizando su avance, resolviendo los problemas y evaluando los resultados.
Sin lugar a dudas, se van a producir cambios en la forma de pensar, de trabajar y de relacionarse tanto internamente (algo que frecuentemente se olvida y si es así, suele pasar factura) como con los agentes externos. La empresa debe cambiar su forma de pensar para adoptar una visión más abierta, creativa y orientada al cliente, un cliente cada vez más informado y exigente porque tiene a su alcance poder comparar nuestra oferta con otras muchas y la competencia digital es más intensa, diversa y algunas veces disruptiva y seleccionar aquella que le proporcione la mejor experiencia. puede sonar raro, pero es cierto que ya no solo se debe aportar producto o servicio, si no que nuestro cliente valora cada vez más el conjunto de lo que le proporcionamos, tiempo de respuesta, atención, capacidad de personalización, calidad, etc… como un conjunto y que definen su experiencia de compra. Por tanto, una transformación digital bien planificada cambia de forma evidente el escenario en el que las empresas desarrollan su actividad y, a su vez, no se trata solo de una cuestión de herramientas, sino también de cultura, estrategia y liderazgo. No me canso de insistir en que quedarse rezagado en este proceso no solo supone un lastre para el crecimiento, sino que constituye una amenaza severa para la supervivencia de cualquier negocio.
Fruto de que esta reflexión está calando de forma profunda en la sociedad (doy por hecho que, como estás leyendo esta revista, también haya calado en ti) el proceso de digitalización forma, cada vez más, un papel principal en la planificación estratégica de las organizaciones. Es más, me gustaría pensar que las empresas (tu empresa) están ya más en un proceso de evolución más que de transformación.
El resultado del proceso (acuérdate de que debe ser continuo y de ahí lo de evolución) permite a las organizaciones responder con rapidez a las necesidades cambiantes de sus clientes (piensa en lo que aporta a tu negocio la automatización de procesos o lo que pude aportar un análisis avanzado de datos que, en buena parte, deben provenir de esos procesos o la inteligencia artificial aplicada sobre los datos de calidad obtenidos), pero al mismo tiempo, necesita que las personas que toman las decisiones en las organizaciones sean ágiles a la hora de valorar y tomar las decisiones necesarias, aportando el liderazgo necesario para seguir dando pasos en la dirección marcada, conseguir nuevos hitos, evolucionar y seguir avanzando.
Necesariamente, uno de los aspectos más relevantes de este proceso (crítico), es el de la gestión del talento, ya que, si no disponemos de las personas adecuadas con las habilidades precisas el resultado previsiblemente, además de obtenerse más tarde (ojo que llegar tarde pude ser tan malo como no llegar), puede que no sea el mejor resultado o tan siquiera, el resultado que estamos buscando. Las personas (nuestro equipo) son la pieza…
Soy Project Manager de mi propia empresa, ¿Qué más puedo pedir? Disfruto mucho cuando nuestros proyectos provocan auténticas transformaciones en los procesos. Riojano de adopción (por el poder del anillo) y apasionado de los viajes y la gastronomía y tras muchos años de experiencia os puedo garantizar que la mejor botella de vino es la que compartes con unos buenos amigos.
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