Hacer que las cosas sucedan

"Hacer que las cosas sucedan" artículo de Juan Manuel Dominguez Ortega en la Sección "Organizaciones Resilientes" de la edición de diciembre de la revista mensual Stakeholders.news La Revista Líder de la Alta Dirección y los Profesionales de Gobierno, Dirección y Gestión de Porfolios, Programas y Proyectos.

Estamos ya cerca del final del año. Junto con agosto, son mis dos momentos del año para parar a pensar. Y como tengo unas cuantas cosas rondando la cabeza que quiero compartir con vosotros, creo que es una buena ocasión para ponerlas en común (me comprometo no mencionar la inteligencia artificial generativa…).

Los proyectos nos han atropellado

Parte de mi tiempo lo dedico a impartir formación, normalmente ligada al ámbito de los proyectos y de la estrategia. Eso implica que cuente cómo esto de la Economía de Proyectos es algo que nos ha pillado por sorpresa y que ha cambiado las reglas del juego. Lo de que estamos en un nuevo paradigma en el que la adaptación al cambio sustituye a la eficiencia de la etapa previa se nos está yendo de las manos.

A mis alumnos suelo recalcarles que el impacto de los proyectos en el desarrollo económico es fundamental (de forma general aportan casi la mitad del PIB como ya os he mencionado en alguna otra entrega). Y seguirá creciendo. Parece natural, la transformación, la adaptación, los cambios… son contextos en los que los proyectos son la herramienta principal de gestión.

Eso sí, que los proyectos hayan pasado a ser el sistema operativo emergente en el funcionamiento de las empresas tiene implicaciones radicales en la manera en la que funcionan las organizaciones.

Lo de que el valor económico de los proyectos a nivel mundial crezca y las tasas de fracaso se mantengan estables me parece algo que tenemos que empezar a mirarnos. Los conceptos de éxito y fracaso generan mucho debate (¿qué significa que un proyecto sea exitoso?, ¿bajo qué prisma?…) y no siempre es un debate productivo.

Los datos del Project Management Institute (PMI) suelen situar el porcentaje de proyectos fallidos (presupuesto perdido) en aproximadamente uno de cada tres (podéis echar un vistazo a cualquier Pulso de la Profesión, del PMI). Este dato se mantiene en el tiempo.

Que se pierda el presupuesto de un tercio de los proyectos de manera recurrente resulta entre sorprendente y vergonzoso. Últimamente han surgido iniciativas para incorporar la sostenibilidad en la gestión de los proyectos, incorporando aspectos como su impacto sobre los ODS (objetivos de desarrollo sostenible). Todo eso está muy bien. Eso sí, la mejor aportación a la sostenibilidad sería reducir el despilfarro de los proyectos fracasado.

Resumiendo: como organizaciones (y como sociedad) hemos de hacer algo para tapar la fuga, para evitar que cuanta más agua pase, más agua perdamos

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Dedicado a la Planificación e Implementación estratégica desde hace mas de 15 años. Secretario general del CIP Institute, relativo a la Gestión de Crisis y miembro fundador de la APGP (Asociación de Profesionales de la Gestión de Proyectos). Vinculado a Comités de ISO y UNE en Materia de Gestión de Proyectos y Gobernanza de las Organizaciones. MBA, PMP, PM2 Advanced Certificate, Auditor Jefe ISO 22301 Continuidad de Negocio.

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