No ha mucho, un padre acudió a la comisaría para denunciar la desaparición de su hija. El comisario, después de oír con atención la situación que la familia vivía, cursó sin dilación la denuncia. Pero antes de marcharse el padre, el comisario le hizo una confesión: “he visto muchos casos como el suyo, y he visto como las familias se destruyen tratando de salvar a uno de sus miembros sin conseguirlo”.
El padre se marchó malhumorado y decepcionado por la respuesta. ¿Pero el comisario tenía razón no? Lo que el policía intentaba expresar es una dinámica compleja que ocurre en muchas familias bajo estas circunstancias: en el intento desesperado de “salvar” a esa persona, la familia pone tanto esfuerzo y energía en esa misión que otros miembros u otras áreas importantes de la vida familiar pueden descuidarse o fracturarse.
Como siempre, extrapolemos las situaciones cotidianas (espero que no sea tan cotidiana) al mundo empresarial. La situación descrita sobre la crisis familiar tiene paralelismos claros con la dirección de proyectos, especialmente en lo que respecta a la gestión de riesgos y la dinámica de los equipos en tiempos de crisis.
1.La familia como sistema interconectado vs. el proyecto y sus interesados: Este paralelismo radica en cómo las acciones y decisiones que afectan a un miembro pueden repercutir en todo el conjunto. En una familia, cuando uno de los integrantes enfrenta una crisis, los demás suelen redirigir sus esfuerzos hacia esa persona, lo que puede llevar a descuidar otras áreas esenciales del sistema familiar, generando un desequilibrio emocional y funcional. De manera similar, en la gestión de proyectos, los interesados (o stakeholders) tienen una influencia clave en el éxito del proyecto, por lo que es fundamental comprender el impacto de cada uno, ya que centrarse demasiado en uno solo puede comprometer otras áreas importantes del proyecto.
Tanto en una familia como en un proyecto, un enfoque desequilibrado, en el que se prioriza exclusivamente un área o miembro, puede tener consecuencias colaterales. En la familia, descuidar las necesidades de otros miembros puede generar tensiones y conflictos, mientras que, en un proyecto, la atención excesiva a un interesado en particular puede llevar a desviaciones en el alcance, tensiones en el equipo o pérdida de apoyo de otros interesados. La gestión equilibrada es clave en ambos contextos. En el proyecto, la correcta identificación y manejo de los interesados, como recomienda el PMBOK, permite distribuir esfuerzos y recursos de manera justa, minimizando los riesgos y garantizando que todos los intereses estén alineados con los objetivos del proyecto. De este modo, se evita que una crisis en un área afecte negativamente al conjunto del sistema.
2.El impacto del estrés prolongado en la familia y en el equipo del proyecto: tiene un efecto similar en ambos contextos: desgaste emocional, conflictos y posibles fracturas en las relaciones. En una familia, cuando una crisis persiste durante un largo periodo, los miembros suelen experimentar altos niveles de estrés, lo que puede llevar a un agotamiento emocional. Este desgaste a menudo genera tensiones internas, conflictos entre los miembros e incluso la descomposición de las relaciones familiares, ya que las emociones reprimidas y la ansiedad pueden surgir de manera descontrolada.
En un equipo de proyecto, una situación similar ocurre cuando el estrés no se gestiona adecuadamente. Las presiones constantes, como plazos ajustados, problemas técnicos…