La carrera profesional en el mundo de la gestión de proyectos sigue un camino natural de evolución que comienza como jefe de proyecto, pasa por ser director de proyectos, luego director de programas, y finalmente culmina como director de portfolios. Aunque a simple vista podría parecer que las habilidades para estos roles son similares, en realidad, las cualidades y conocimientos necesarios en cada etapa son muy distintos. Esta progresión implica no solo una mayor responsabilidad, sino también un cambio significativo en las competencias requeridas para tener éxito en cada posición.
La evolución natural de la carrera en gestión de proyectos
En las primeras etapas de una carrera en gestión de proyectos, el rol principal es el de jefe de proyecto, responsable de entregar resultados específicos. A medida que se avanza, el siguiente paso es la dirección de programas, donde la función principal se centra en la consecución de objetivos financieros más amplios, asegurando que los proyectos dentro del programa funcionen en armonía y logren sus metas.
Finalmente, en la cima de la jerarquía, se encuentra el director de portfolio. Este rol ya no solo se enfoca en la entrega de resultados individuales o en la gestión de un conjunto de proyectos, sino en la alineación estratégica de todos los programas y proyectos con los objetivos estratégicos de la organización.
Diferencias en los enfoques: proyectos, programas y portfolios
Una distinción clave entre estos roles radica en el enfoque de sus responsabilidades:
Proyectos: Un proyecto está orientado a resultados específicos y medibles. Los jefes de proyecto se cen..