Equipos ágiles: ¿Equipos de alto rendimiento?

Revista Stakeholders ST013 Enero 2023

Si llevas ya tiempo leyendo estos artículos sabrás que en esto de la agilidad se les da mucha importancia a los equipos, las personas que lo forman y a las relaciones e interacciones entre ellos. Y es que afortunadamente, si no fuese por los equipos y las personas que lo forman, entregar soluciones funcionales de alto valor en entornos ágiles sería imposible.

Pero, aunque se le de tanta importancia a los equipos en agilidad y sean los responsables de entregar valor tras cada iteración, ¿son equipos de alto rendimiento?

Si hacéis una búsqueda rápida en un buscador de internet sobre la definición de equipo de alto rendimiento veréis que en casi todas las páginas que consultéis, esta definición tiene los siguientes puntos en común de lo que se considera un equipo de alto rendimiento: es un equipo con alto grado de autonomía, altamente motivado, los individuos que lo forman comparten valores, visión, misión y objetivos. Es un equipo rápido, eficiente y productivo en su desempeño…

¿Os suena esto de algo? A mí desde luego sí, me suena, a agilidad pura, a aquel principio del manifiesto ágil que hablan de construir soluciones alrededor de individuos motivados, o, el en el que se habla de excelencia técnica y buenos diseños (eficiencia), de desarrollo sostenible (productividad) y todo radicado sobre un valor clave del manifiesto: individuos e interacciones sobre procesos y herramientas. Es decir, las personas y las relaciones entre ellas por encima de cualquier otra cosa.

Pero ¿realmente es así? ¿realmente vemos reflejadas las características de los equipos de alto rendimiento en los equipos ágiles? Creo y quiero pensar que en aquellas organizaciones donde de verdad apuestan por la agilidad, apuestan también porque los equipos ágiles sean equipos de alto rendimiento. Sin embargo, la realidad que yo me he encontrado tras algunos años trabajando en esto, es que, desafortunadamente, no es tan así.

Durante estos años me he encontrado a equipos disfrazados de ágiles/alto rendimiento que, por ejemplo, para entregar valor dentro del tiempo fijado para las iteraciones trabajan a destajo y hasta horas intempestivas. Esto no es un equipo productivo y con un desempeño elevado, esto, es un conjunto de personas quemadas, desmotivadas y trabajando a destajo para entregar algo que seguramente será de mala calidad. Aquí la clave es algo que he mencionado en la primera frase de este párrafo “disfraz”, si nos encontramos ante un equipo que está trabajando 24/7 para entregar, este equipo, ni es ágil ni es un equipo de alto rendimiento. Aquí pueden estar ocurriendo diversas cosas: que se trate de un equipo subcontratado, atado a un contrato con fechas de entrega muy exigentes y que no tengan ningún poder de decisión sobre lo que se entrega o como se debe entregar, o, que se trate de un equipo en el que la decisión sobre lo que construir o no, la tome alguien de fuera y que no forme parte del equipo. Esto, por desgracia, no es un equipo ágil o de alto rendimiento, es una cadena de montaje humana y que dista mucho de lo que mencionábamos en párrafos anteriores sobre los equipos de alto rendimiento y los principios ágiles que lo apoyan.

Este es solo un pequeño ejemplo de lo que podemos encontrarnos, pero hay otros, como equipos donde no hay multifuncionalidad y por tanto la productividad, eficiencia y entrega están comprometidas ya que se depende de terceros para acabar lo que se está haciendo. O como aquellos grupos de personas de diferentes proveedores, todos trabajando para un mismo cliente, con objetivos muy dispares y que pese a estar trabajando bajo el mismo “equipo” cada uno “tira para su casa” buscando el bien/beneficio para su organización. También están esos equipos que carecen de personas con experiencia, y que se ven forzados a entregar valor desde la primera iteración sin poseer esa excelencia técnica necesaria sin poseer figuras visibles dentro del equipo que les guíen a nivel técnico y por tanto el qué hacer y el cómo hacerlo acaba recayendo sobre alguien de negocio con poco o nulo conocimiento técnico…el desastre está asegurado.

En resumen, un sí rotundo y sonoro a que los equipos ágiles deben ser equipos de alto rendimiento, y, de hecho, estoy convencida de que lo son (al menos en la teoría). Si queremos que nuestros equipos ágiles sean a la vez equipos de alto rendimiento, debemos asegurarnos de que los miembros del equipo compartan valores y que compartan objetivos comunes, porque solo así podrán entregar al usuario soluciones de alto valor. Deben ser multifuncionales ya que solo así podrán ser productivos y ser capaces de, iteración a iteración, construir la solución que se ha pedido sin necesidad de “llamar a la puerta” de otros equipos para terminar su trabajo. Deben poseer individuos con una elevada excelencia técnica y conocimiento, porque solo así, serán eficientes a la hora de desarrollar la solución, pero a su vez también debe ser un equipo con el empoderamiento suficiente para organizar el trabajo como ellos mejor crean, ya que solo entonces conseguiremos equipos, motivados, felices, productivos y trabajando a su máximo potencial sin estar “quemados”.

Como puedes ver, aquí el reto, no es contestar a la pregunta de si un equipo ágil es un equipo de alto rendimiento o no, aquí el reto es conseguir que en el equipo se den todas las características de este tipo de equipos y evitar todos los anti-patrones que hemos señalado en los párrafos anteriores. Solo entonces estaremos seguros de que estamos ante un verdadero equipo ágil.

Manager y Scrum Master en una de las Consultoras más importantes del país. Tuvo la suerte de nacer en Sevilla y de poder desarrollar su carrera en esa ciudad. En sus ratos libres podrás encontrarla disfrutando de su pequeña, paseando por las calles de su ciudad leyendo un buen libro.  

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