El viaje hacia la digitalización puede resultar un desafío enorme para muchas organizaciones, ya que no todas saben qué hacer, qué tener en cuenta o, siquiera, por dónde empezar. ¿Cómo puede prepararse mi empresa para dar el siguiente paso digital?, ¿qué elementos debe tener en cuenta?, ¿hacia dónde debemos ir?, ¿dónde queremos estar cuando acabemos?, ¿tenemos criterio interno y si no es el caso, sabemos a quién preguntar?,…preguntas, preguntas y más preguntas que pueden darnos cierto vértigo
Os comentaba en el artículo del mes pasado, donde recapitulamos brevemente acerca de la necesidad de un proceso serio, meditado y acorde a la estrategia de la organización, de transformación digital, que hablaríamos este mes de las diferentes dimensiones que, personalmente opino, se deberían tener en cuenta en dicho proceso y que pueden ayudaros a aterrizar algo más el proceso, no olvidando en ningún momento que la digitalización no es más que una herramienta y, por tanto, no el fin que queremos conseguir.
Bajo mi punto de vista, opino que el proceso debería tener en cuenta los siguientes aspectos o dimensiones:
- Estrategia
- Preparación digital
- Personas
- Gestión de datos
- Sostenibiidad
- Estrategia
En este aspecto deberíamos ser capaces de entender e interiorizar cuál es el estado de la estrategia de digitalización (estrategia y más estrategia. Recuerda que debemos saber qué queremos hacer y sobre todo para qué. Que el apartado estrategia esté en primer lugar, no es casual) en nuestra empresa desde una perspectiva netamente empresarial. Deberíamos reflexionar por las inversiones en digitalización por áreas de negocio (ejecutadas o previstas), así como por cuál sería nuestra disposición empresarial a embarcarnos en un viaje digital, sin duda necesario, pero que podría requerir esfuerzos organizativos y económicos no previstos.
Podríamos pensar en qué ámbitos empresariales hemos realizado ya inversiones en la digitalización y en cuáles tenemos previsto hacerlo en el corto, medio y largo plazo, lo cual nos identifica el camino y las prioridades de nuestra organización.
También deberíamos pensar en cómo nos preparamos, como empresa, si es que lo hacemos, para una (mayor y mejor) digitalización preguntándonos, por ejemplo, si Se identifican las necesidades de digitalización y se alinean con los objetivos de negocio, si tenemos claro cómo financiar el proceso (recursos propios, subvenciones, préstamos…), si contamos o pensamos contar con personal propio especialista en el área, etc.
- Preparación digital
A continuación, la reflexión debería centrarnos en permitir conocer, con el máximo grado de detalle, cómo y cuándo hemos adoptado las diferentes tecnologías digitales, tanto las tecnologías principales y más habituales, como las más avanzadas, así como también de cuántas de ellas disponemos ya en nuestra organización.
En esta dimensión hay que reconocer que la pandemia nos ha impulsado notablemente, al menos en la adopción de las tecnologías más habituales, como infraestructuras de comunicaciones (fibra), servicios en la nube, acceso remoto a los sistemas de la oficina. Formularios y blogs/foros para comunicarnos con los clientes. Comercio electrónico. Herramientas de colaboración empresarial a distancia (por ejemplo, plataforma de teletrabajo, videoconferencia…), etc.
Pero, sin duda deberíamos preguntarnos si utilizamos ya (puede que nuestra competencia esté ya ahí. Recordad el caso del coche del artículo pasado), tecnologías como la simulación o gemelos digitales. Realidad virtual y/o aumentada. Blockchain. Internet de las cosas (IoT). Fabricación aditiva (impresoras 3D). Big Data. Inteligencia artificial…El mundo (y nuestra competencia con él) cambia, evoluciona y lo hace cada vez más deprisa, ¿cómo de preparados estamos nosotros para seguir su ritmo?
- Personas
Aquí hay que hacer una parada y PENSAR hasta tenerlo total y realmente interiorizado que somos, trabajamos, nos relacionamos, negociamos, transformamos el trabajo de…PERSONAS. Las personas somos una parte fundamental, incluso me atrevería a decir que crítica, de las organizaciones (de mi empresa) y, por tanto, debemos tenerlas completamente presentes en cualquier proceso y, evidentemente, también en el proceso de transformación digital y no olvidar que el reto principal de la transformación es que las personas se sumen al cambio de una forma totalmente alineada con la cultura y el propósito ya que os puedo garantizar que los esfuerzos económicos, por muy grandes que sean, ni una estrategia perfecta y concienzuda servirán absolutamente de nada si, a la hora de la verdad, las personas no llevan a la práctica los cambios de forma eficaz. Por tanto, a través de la comunicación, debemos tratar de evitar el riesgo de que cada cual realice su propia interpretación sobre lo que hay que hacer.
Si somos ejecutivos, deberemos actuar como evangelistas del propósito del proceso, puesto que debemos asegurarnos de que las personas entienden lo que está ocurriendo y el impacto que va a tener en su trabajo y desarrollo futuro, debemos socializarlos (propósito e impacto) dentro del equipo ejecutivo de nuestra organización y, por supuesto, en el resto equipo. Deberemos tratar de identificar al líder potencial adecuado y compartir el enfoque con todos ellos, obteniendo su compromiso. Debemos ser completamente abiertos y transparentes sobre los retos internos y externos a los que nos enfrentamos como organización para que todo el mundo sienta que es parte importante de ese proceso y colabore, en la medida de sus posibilidades a llevarlo a buen fin.
Si no somos miembros del equipo ejecutivo, debemos tener en cuenta que, normalmente, a los directivos les cuesta identificar a los agentes de cambio dentro de la organización, personas que estén motivadas y que puedan llevar adelante el proceso, ayudando en todos los aspectos de la transformación. Busca un buen enfoque y demuestra que puede ser adecuado para tu empresa. Expresa cómo lo entiendes y cómo puedes ayudar a otras personas en el camino, ayudándote a ti mismo/a al mismo tiempo.
Tenidos en cuenta estos comportamientos y centrándonos es los aspectos a tener en cuenta dentro de los aspectos formales del proceso de transformación, deberíamos examinar cuáles son las habilidades de nuestro equipo y cómo está de comprometido y capacitado con y por las tecnologías digitales así cómo se van a mejorar sus condiciones de trabajo, con vistas a aumentar su productividad y bienestar.
Y para ello ayuda preguntarnos ¿Qué hace nuestra empresa para reciclar y actualizar a nuestro equipo en la digitalización? (Nota: debo reconocer que la palabra reciclar no me gusta nada en el ámbito de las personas y equipos, pero permitidme utilizarla en este momento). Y así, ¿diseñamos algún plan de formación para capacitar y actualizar a las personas?, ¿facilitamos las oportunidades de “aprender haciendo?, ¿realizamos evaluaciones de las habilidades del equipo para identificar las habilidades a mejorar?…
Y cuando adoptamos nuevas herramientas o soluciones digitales, ¿qué hacemos para mantener implicado y capacitado a nuestro equipo?, ¿comunicamos los planes de digitalización al equipo de forma transparente?, ¿involucramos al personal (incluido el que no es TIC) en el diseño y desarrollo de la digitalización de productos/servicios/procesos?, ¿damos al equipo más autonomía y herramientas digitales adecuadas para tomar y ejecutar decisiones?…
Es muy recomendable contar con las personas como aliadas desde el primer momento al abordar el proceso de transformación y no simplemente como sujetos que obedezcan. Es fundamental, por tanto, contar con un plan que las motive para que puedan adaptarse y modificar su forma de trabajar.
Las personas, nuestro equipo, necesitan tiempo para adaptarse y las organizaciones, para despejar dudas y establecer parámetros de continuidad y seguridad. La digitalización es un viaje largo para todas las empresas, pero es más simple y fácil cuando se tiene la confianza del equipo.
Es posible que, llegados a este punto debamos mirar hacia adentro y reflexionar acerca de nuestros valores, cultura y propósito como empresa. Decía B.F. Skinner (psicólogo estadounidense, considerado el principal divulgador del conductismo.): “El problema real no es si las máquinas piensas, sino si lo hacen las personas”. Y, desde luego, necesitamos que las personas piensen y apoyen el proceso.
- Gestión de datos
Esta dimensión focaliza nuestra atención en la forma en que los datos se almacenan digitalmente, se organizan dentro de nuestra empresa, se hacen accesibles a través de dispositivos conectados y se explotan con fines empresariales, sin perder de vista la garantía de una protección suficiente de los datos mediante los adecuados planes de ciberseguridad.
Para ello deberemos preguntarnos, entre otras cuestiones, ¿cómo se gestiona mi información empresarial (es decir, cómo se almacena, organiza, accede y explota)? O si ¿están los datos de mi empresa suficientemente protegidos?
- Sostenibilidad
Por último, aunque no por ello menos importante y, mucho menos en los tiempos que corren, esta dimensión nos permite identificar la capacidad de nuestra empresa para emprender la digitalización con un enfoque a largo plazo que asuma la responsabilidad y se preocupa por la protección y la sostenibilidad de los recursos naturales y el medio ambiente (construyendo en último término una ventaja competitiva a partir de esto).
Espero que esta breve introducción al pensamiento ordenado de algunas de las dimensiones que creo que deben valorarse en el proceso de transformación digital os ayuden a transitar por él.
¡Hasta nuestro siguiente encuentro!
Soy Project Manager de mi propia empresa, ¿Qué más puedo pedir? Disfruto mucho cuando nuestros proyectos provocan auténticas transformaciones en los procesos. Riojano de adopción (por el poder del anillo) y apasionado de los viajes y la gastronomía y tras muchos años de experiencia os puedo garantizar que la mejor botella de vino es la que compartes con unos buenos amigos.