En el mundo de la gestión de proyectos, encontrar inspiración en los campos menos esperados puede abrir caminos hacia la innovación y la eficacia. Tomemos, por ejemplo, el rugby: un deporte que, a primera vista, comparte poco con la gestión de proyectos más allá de la necesidad de estrategia y trabajo en equipo. Sin embargo, una mirada más profunda revela una rica fuente de lecciones aplicables a gestión de proyectos.
Los equipos de rugby desde un punto de vista general se organizan en una estructura que equilibra fuerza, agilidad y estrategia, divididos en “forwards” o delanteros, responsables del juego físico y la posesión de la pelota, y “backs” o traseros, que se centran en la velocidad y la ejecución de jugadas tácticas. Esta organización permite al equipo adaptarse en cada jugada y respondiendo de manera flexible a los desafíos del oponente y las condiciones del partido. La coordinación y la comunicación efectiva son fundamentales en cada jugador ya que tienen claro cuál es su rol específico dentro de una estrategia colectiva más amplia.
La esencia del rugby, con su planificación estratégica y adaptabilidad, es una analogía perfecta para el entorno de la gestión de proyectos.
En el rugby, cada jugada y posición están meticulosamente planeadas, pero siempre hay un espacio para la adaptabilidad frente a situaciones inesperadas. Este balance entre planificación y flexibilidad es crucial en la gestión de proyectos. Mientras que en un proyecto de ciclo de vida ágil o o adaptivo se centra en la adaptabilidad y la respuesta rápida a cambios mediante iteraciones cortas y retroalimentación constante, el tradicional o cascada prioriza una planificación detallada y una ejecución secuencial. Ambos enfoques, aunque diferentes, subrayan la importancia de una estrategia sólida y la capacidad de adaptarse a nuevos desafíos; principios fundamentales en el rugby.
La comunicación clara y efectiva, es vital en el campo de rugby para sincronizar las acciones del equipo, y también es esencial en la gestión de proyectos asegurando que todos los miembros comprendan los objetivos, roles y responsabilidades, facilitando así una ejecución coordinada de los objetivos establecidos tanto en los entonos ágiles, que requieren comunicación constante y colaboración, como en proyectos tradicionales, donde la claridad en cada fase del proyecto es crucial para su éxito.
Tengo la suerte de trabajar en lo que me apasiona. Soy Project Manager y ayudo a las organizaciones y personas a la transformación mediante la visión por proyectos. Profesora en escuelas de negocio. Segoviana viviendo en Madrid desde hace muchos años. en mi tiempo libre disfruto caminando, con un buen libro o jugando un partido de pádel. Aprendiendo siempre.
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