
Dos por uno. Ser más resiliente para ser más creativo. Y viceversa.
PUNTO DE PARTIDA
Esta es la continuación del artículo del mes pasado, así que os refresco algunos aspectos clave. Definimos la creatividad de manera general como la producción de algo nuevo y útil. Y, recordemos, es una capacidad innata a todas las personas.
En el contexto de la creatividad organizacional, empleamos una definición algo más completa: “la creación de un producto, servicio, idea, procedimiento o proceso nuevo, valioso y útil por individuos que trabajan juntos en un sistema social complejo” (Woodman, Sawyer & Griffin, 1993).
Desde la perspectiva de la resiliencia, se destacan tres aportaciones principales de la creatividad:
• Impulso a la innovación: La creatividad es el punto de partida de cualquier innovación, ya que permite generar ideas que conducen a cambios significativos.
• Potenciación de la adaptación: Facilita respuestas nuevas y útiles ante desafíos, ampliando opciones y optimizando recursos.
• Mejora de la competitividad: Un flujo constante de soluciones creativas fortalece la creación de valor constante y la posición en el mercado.
LO QUE AFECTA A LA CREATIVIDAD Y LO QUE INFLUYE EN LA RESILIENCIA
Os contaba en la entrega previa que la creatividad de las organizaciones se potencia mediante cinco determinantes (Andriopoulos, 2001). Os los recuerdo: 1) el clima organizacional, 2) la cultura de la organización, 3) la estructura de la organización, 4) el talento y capacidades de la organización y 5) el estilo de liderazgo.
Por su parte, la resiliencia (modelo de Duchek, 2020) tiene en consideración cuatro factores que influyen sobre la misma. Vamos uno por uno.