Me gustaría comenzar esta nueva sección con una frase inspirada en Arquímedes con relación a la palanca, en mi caso es con relación a los procesos:
“Dadme un procedimiento y cambiaré el mundo”.
Mi gran sorpresa, descubrimiento o anécdota comienza en el año 2006, cuando estaba embebido en varias iniciativas de transformación para la definición e implantación de procesos en las áreas de tecnologías de la información (TI) de una gran multinacional. En esas fechas comenzó a estar de moda el movimiento “Green IT” (o IT Verde) que se enfocaba en hacer más eficiente energéticamente, más sostenible y más barata la actividad de TI.
Mi planteamiento frente a este nuevo reto fue sistemático, estudiando a fondo la nueva tendencia y clasificando en 9 ejes diferentes qué hacer en las organizaciones para hacerse más “verdes” y económicas en el consumo eléctrico. Después de orquestar un espectro amplio de iniciativas coincidí con un compañero del área de operaciones del negocio, que en su caso era el área que más energía consumía. Después explicarle orgulloso nuestro gran elenco de actividades, me dijo: “pues nosotros hemos hecho un procedimiento para incluir en la compra de equipos requisitos de eficiencia energética”. La simplicidad fue un shock para mí que me dejó un pensamiento que en estos años no me ha dejado de rondar la cabeza: “…y si yo tuviese un procedimiento como aquel ¿Qué haría con él?”, pues escribirlo es fácil, pero la dificultad estriba en cómo mover ese documento para que la persona adecuada lo utilice. Si tú también te preguntas ¿Qué haría con él? o ¿en dónde lo implantaría? este es tu sitio.
Si con un mecanismo tan sencillo como introducir un procedimiento se pudiera cambiar un comportamiento concreto en una organización sería simple y fantástico. Pero para que esto pueda ser posible, necesitamos organizaciones que trabajen de una manera estructurada, repetible y predecible, para ello los procesos son la disciplina base.