Hace más o menos 11 años, recibí una llamada de una empresa de reclutamiento, invitándome a participar en un proceso de selección para una posición que requería experiencia en BPO. En ese momento yo no sabía nada de la industria, pero decidí escuchar y participar.
Como cualquiera de nosotros hubiera hecho, me preparé, investigué un poco sobre la empresa, sus principales accionistas, estrategia, propuesta de valor, portafolio de servicios, entorno competitivo y tendencias del mercado; básicamente hice mi tarea.
Luego de algunas entrevistas y evaluaciones, recibí confirmación de parte de la empresa reclutadora, comunicándome que pasaría a la etapa final del proceso, la cual consistía en una entrevista con el CEO de la compañía. Desde esta comunicación, hasta el momento de la entrevista pasaron algunos días.
Llega el día de la entrevista; me puse mi mejor traje, mis zapatos brillaban de limpios y decidí usar una corbata roja, porque recuerdo que vi un artículo en LinkedIn que proponía que “el rojo era un muy buen color para las entrevistas”, hasta me puse un pasador de corbata que hasta la fecha aun no entiendo bien cuál es su función en esta vida, pero se miraba “cool”. En resumen, estaba preparado como campeón, conocía mi hoja de vida a detalle y mi narrativa estaba milimétricamente estudiada.
Llegué al edificio donde estaban sus oficinas, subí el elevador y con una cálida sonrisa, me recibió la persona que asistía al CEO de la compañía. Caminamos hacia su oficina donde iban a recibirme, toqué la puerta y con un gesto en el rostro de “¿Puedo pasar?”, extendí mi brazo ofreciendo mi saludo a la persona que estaba detrás del escritorio.
Sin preámbulo, me miró y de la nada me dijo “¡no, no, no, por favor salte de la oficina, quítate la chaqueta, suéltate la corbata y enróllate las mangas, por favor, verte me está dando calor y me estoy estresando!”. Con mi mejor “Poker face”, salí de la oficina, tal cual me indicó, le entregué mi chaqueta a la señorita y volví a entrar. Me senté de nuevo, nos saludamos y recuerdo que tenía conmigo dos copias de mi hoja de vida, en dos carpetas negras impecables, como si las hubieran sacado del mejor bufete de abogados de New York, fácilmente combinables con la oficina de Harvey Specter, una muy buena referencia para los que se disfrutaron tanto como yo, la serie “Suits”. En fin, le dije a la persona, “Le comparto una copia de mi hoja de vida, como referencia para nuestra conversación”; de inmediato, la persona puso la palma de su mano extendida sobre la carpeta y la deslizó hasta el extremo más lejano del escritorio y me dijo, “Los expertos ya revisaron tu hoja de vida y me ha dicho que eres el indicado para el puesto, pero eso no es lo más importante para mí, lo que más me importa es conocerte a ti como persona y el grado de afinidad cultural que naturalmente tengamos”.
Me preguntó, ¿Cómo te gusta que te llamen? Y le dije “Luis”, me contestó, “sí, eso es lo que dice tu currículo, pero me refiero a cómo te dice tu mamá, tu novia, tus amigos de la infancia”, con un poco de duda contesté “Lucho, todos me dicen Lucho, de cariño”. De nuevo con su tono muy empático, pero lleno de templanza me dijo “ok Lucho, ¿quién eres?”; en mi cabeza pensé, esta es la pregunta más difícil que se ha hecho la filosofía y que nadie ha podido responderse aún, ¿Quién soy?, estoy seguro de que la persona percibió mi fuerte diálogo interno y de nuevo me lanzó otra pregunta “Lucho, ¿qué te hace feliz?, ¿qué te hace sonreír en las mañanas?”. En ese momento pensé “Esta es la entrevista que he estado esperando toda mi vida”; así que, decidí relajarme y disfrutarla.
Tuvimos 3 horas y media de conversación, donde hablamos de música, extraterrestres y filosofía estoica, por si fuera poco, lloramos juntos. En ese momento mi padre acababa de fallecer luego de luchar durante meses contra el cáncer y la persona que me estaba entrevistando, recientemente había vivido una situación similar en su familia. Hubo mucha empatía en relación con el tema y fue una conversación hermosa, debo decirlo.
Terminamos la charla, intercambiamos contactos y luego de un sincero abrazo, nos despedimos. Regresé a mi auto y cuando estaba a punto de encenderlo pensé «Esta fue la mejor entrevista de mi vida o la peor entrevista de mi vida y nunca me volverán a hablar». Esto sucedió un jueves por la tarde de diciembre de 2011; al día siguiente a primera hora de la mañana recibí una llamada de la Directora de RR.HH. y me dijo «Lucho, bienvenido a la familia», familia que me ha brindado un hogar desde ese día, Webhelp™!
Profesional con 12 años de experiencia liderando Oficinas de Gestión de Proyectos (PMO) en las Américas, posee una Maestría en Administración de Empresas, Innovación y Finanzas, Experta en Rescate y Recuperación de Proyectos. Es profesor universitario y conferencista sobre Estrategia, Gestión de Portafolios y Proyectos, Desarrollo de Negocios, DesignThinking, Liderazgo y Neurosemántica. Actualmente está cursando un doctorado en Filosofía. Representa a varias juntas directivas en instituciones educativas y ONG dedicadas a promover el intercambio de conocimientos, los esfuerzos empresariales y la asistencia social a las comunidades necesitadas. Fundador yPresidente del PMOex (PMO Excellence Center) ONG dedicada a poner en valor la comunidad de profesionales sirviendo como enlacea redes globales de conocimiento y educación de clase mundial.