Dice un refrán español que “a toro pasado, todos somos Manolete”. Lo que viene a explicar este dicho popular es que es muy fácil predecir lo que ya se ha visto o ha sucedido.
Y con este refrán en mente he pensado en lo bien que me habría venido al inicio de mi incursión en el mundo de la agilidad predecir algunas cosas que de seguro me habrían evitado algún que otro dolor de cabeza. Por ello, me gustaría compartir contigo un listado con las cinco cosas que me hubiera gustado saber cuando empecé en el mundo de la agilidad. ¡Vamos con la lista!
- Agile no es tan moderno: y es que, aunque esto de la agilidad está de moda desde hace algunos años, como dice una buena amiga mía, esto del agile es más antiguo que “el hilo negro”. El manifiesto Ágil cumplió el año pasado 20 años y muchos de los marcos de trabajo denominados ágiles nacieron incluso antes de esa fecha. Así que no, esto del agile no es algo nuevo ni novedoso, hay muchas organizaciones que llevan ya muchos años trabajando y aplicando esta filosofía. Por muy “cool” que te pueda parecer esto del agile y decir que estás aplicando agilidad en tu negocio, quiero que sepas que, si trasladásemos esto a la curva de adopción de la innovación que creó Rogers, estarías en el grupo al que consideraba como “mayoría tardía”. Pero no te preocupes, lo importante es que te hayas dado cuenta de que necesitas cambiar, ahí va otro refrán “más vale tarde que nunca”
- Agile no es Scrum: o también podríamos decir que: no todo en Agile es Scrum. Debido al gran porcentaje de equipos que usan este marco de trabajo su popularidad se ha extendido por todos lados ya sea dentro o fuera del agilismo y parece como si no existiese otra manera de trabajar en “working solutions” en el mundo ágil más allá de Scrum. Tanto es así que no es extraño encontrarte con personas que tienden a equiparar Agile con Scrum. Si te encuentras a alguien y entabláis una conversación donde salga el más mínimo atisbo de la palabra Ágil o Agile, es muy probable que esa persona acabe diciéndote: “¡Ah! Sí, en mi empresa hay un proyecto que está trabajando con Scrum… Y si, Scrum es un marco de trabajo ágil, pero hay muchos otros y muchas técnicas ágiles también, así que te recomiendo que no te quedes solo con Scrum y que abras tu mente ágil
- Está bien no seguir los marcos de trabajo al pie de la letra: este punto es importante tratarlo con cautela. Los marcos de trabajo ágiles hay que estudiarlos bien, comprenderlos y aplicarlos paso a paso, pero está bien llegar al punto en el que no los apliques al pie de la letra. Me explico, una vez ya has interiorizado correctamente el marco o técnica que estás aplicando, deberías ser capaz de comenzar a ver “fallos” o posibles modificaciones al mismo para que se ajuste correctamente a la necesidad concreta de un equipo. Y en esa búsqueda de la mejora es donde aflora el “cherry picking” que si no sabes lo que es te animo a que leas el último artículo de la temporada pasada.
- Aprende, aprende y aprende: “el saber no ocupa lugar” (va de refranes la cosa…) y es que no hay nada más malo para la agilidad que alguien ya sea un desarrollador, un scrum master, un agile coach o cualquier otro rol agile, que se ha quedado desfasado, y que no se recicla. En mi opinión es de vital importancia estar constantemente aprendiendo, volviendo a los orígenes del agilismo a través de clásicos de este, visitando el futuro leyendo sobre las nuevas tendencias o los nuevos alcances propuestos en agilidad. Volviendo a repasar las guías de los marcos de trabajo que más utilices. Leyendo blogs relacionados con el tema, siguiendo a los firmantes del manifiesto ágil…etc. Todo esto puede ser de mucha utilidad a la hora de enfrentarte a los retos típicos en agilidad.
- El error es bienvenido: en el manifiesto ágil uno de los principios ágiles es que el cambio es bienvenido, y yo a esto añado, que el error también lo es. Toda la cultura ágil está embebida de esa filosofía que promueve el error. Y es que, a mí, en particular, hay una cosa que me gusta mucho decir: “donde mejor funciona la agilidad es en entornos complicados, entornos donde la predictibilidad es escasa, entornos empíricos”. Y si basamos nuestra forma de trabajo en la prueba y el error, no podemos penalizar que la gente se equivoque. Tenemos que dejar espacio para probar, para experimentar. Que los equipos u organizaciones, al acabar las iteraciones, sepan si van por el buen camino o no, si van por el buen camino, ¡genial!, ya saben por cómo y hacia dónde deben continuar. Si no es así, gracias a los periodos cortos de tiempo donde revisitamos lo que estamos haciendo, podemos decidir qué desvío tomar de cara a conseguir nuestro objetivo. No pasa nada por equivocarse, mientras que del error seamos capaces de obtener hallazgos significativos, y planes de mejora. Como decía Edison “no he fracasado, solo he encontrado 10000 formas en la que esto no funciona”
Si llevas tiempo en esto de la agilidad quizás te pase lo mismo que a mí, y veas en algunos de los puntos de esta lista, algunas cosillas que te hubieran servido en tu día y que te hubiera gustado que alguien que ya se hubiese “tropezado con esa piedra” te hubiese contado. Y si eres nuevo, espero que esta lista te sirva como ayuda para tu viaje por la agilidad. Y recuerda: “be agile my friend”.
Manager y Scrum Master en una de las Consultoras más importantes del país. Tuvo la suerte de nacer en Sevilla y de poder desarrollar su carrera en esa ciudad. En sus ratos libres podrás encontrarla disfrutando de su pequeña, paseando por las calles de su ciudad leyendo un buen libro.