La filosofía de la arquitectura en la era digital
Estamos inmersos en una era de informatización donde, tal como plantea Byung-Chul Han en «La sociedad de la transparencia«, las cosas se han transformado en ‘infómatas’, procesadores de información. Este cambio paradigmático es evidente en la arquitectura, con la irrupción de las ‘Smart Homes’ y el auge de las casas impresas en 3D, símbolos de una nueva forma de entender y habitar el espacio.
Google imagina la vivienda futura como una «orquesta electrónica», donde el usuario se erige en director de orquesta, controlando temperatura, humedad, música y luz con un simple gesto de la mano o por comandos verbales. Sin embargo, en este mundo regido por algoritmos, el ser humano parece ir perdiendo su capacidad de obrar, su autonomía. Se ve constreñido a adaptarse a decisiones algorítmicas que no logra comprender. Los algoritmos son cajas negras y el mundo se desvanece en las profundidades de las redes neuronales, inaccesibles al ser humano.
Han proyecta que el ser humano del futuro no será un trabajador (Homo faber), sino un jugador (Homo ludens). Un ser que sólo busca experimentar, disfrutar y jugar, renunciando a la libertad que otorga la acción.
La casa mediante la impresión 3D
Las casas impresas en 3D son una muestra contundente de esta nueva era digital. Su eficiencia y rapidez constructiva, su potencial para enfrentar problemas de vivienda y su adaptabilidad a las necesidades individuales las hacen especialmente atractivas. Sin embargo, al carecer de historia y memoria, surgen como estructuras ajenas a la tradición arquitectónica. Son productos liberados de la materialidad y de la Historia, más bien derivados materiales de la información.
La digitalización acaba con el paradigma de las cosas. Supedita estas a la información. El hardware es soporte de software. Las impresoras 3D invalidan el ser de las cosas. Las degradan a derivados materiales de la información. Impresoras que se imprimen a si mismas creando una “dinastía” de máquinas, donde lo importante no es la impresora en sí, sino el diseño, el patrón que se comparte en el éter de internet.
A pesar de esta aparente desconexión con el pasado, las casas impresas en 3D poseen un potencial inmenso para transformar nuestras vidas. Cada una de estas estructuras puede convertirse en el escenario de una historia única, no contada mediante narrativas convencionales, sino vivida a través de la experiencia de quien la habita.
La mano de Chillida y la casa construida a mano
Martin Heidegger sostuvo que el pensamiento es una obra realizada con las manos. Según el filósofo, la inteligencia artificial no puede pensar porque carece de manos. En su obra «Ser y Tiempo«, Heidegger sostiene que el ser humano, mediante la utilidad de los objetos, entra en relación con el mundo.
Eduardo Chillida, escultor y amigo de Heidegger, representó de forma elocuente esta capacidad de la mano para interactuar con el mundo. Sus esculturas moldean el espacio y experimentan con el mundo en que vivimos. En este sentido, Chillida es un testimonio palpable de la filosofía de Heidegger: su trabajo es una celebración de la «mano pensante», un testimonio de la importancia de la participación humana en la creación de objetos. No en vano, es escultor colaboró la obra de Heidegger “Die Kunst und der Raum” (El Arte y el Espacio) realizando las ilustraciones. Manos que atrapan el espacio, que experimentan el mundo en que vivimos.
Carlos Javier Pampliega es Arquitecto especializado en la Gestión de Proyecto y Riesgos, en diferentes sectores, es Certified Associate in Risk Management por la George Washington University. Certificado Project Management Professional (PMP), amplía su ámbito de actuación a otros sectores, incorporando las Metodologías Ágiles de desarrollo de Proyectos como Professional Scrum Master. Es voluntario del Project Management Institute (PMI) y Secretario de la Junta Directiva de su Capítulo en Madrid.