
En el artículo del mes pasado dejamos simplemente comenzado el listado de cambios y tecnologías que van a impactar en nuestro futuro cercano comenzando, ¿cómo no? por la IA, por la Realidad aumentada y Virtual y dejamos el artículo justo empezando a comentar aspectos de robótica.
Los robots, en genérico, ya han dejado de ser meras máquinas industriales y se están convirtiendo en algo más. Todos los avances que se están dando en campos como la inteligencia artificial, aprendizaje automático, la visión artificial o el procesamiento del lenguaje natural están permitiendo crear robots cada vez más “inteligentes” y, a su vez, más capaces de interactuar con todo lo que les rodea (incluyéndonos a nosotros) de una manera más natural. La inteligencia que acabo de comentar, les permitirá ir tomando decisiones cada vez más complejas e ir aprendiendo de su experiencia lo que les irá haciendo cada vez más eficientes en su desempeño. Ya los estamos viendo, pero cada vez veremos más robots en fábricas, en hospitales y empezaremos a verlos ayudándonos con las tareas del hogar, cuidar a personas mayores o ser compañeros de juegos de los pequeños ¡Imagina tener un robot que te ayude a construir un castillo de arena o que cuente historias antes de dormir!
Todos estos avances, no obstante, nos llevan de nuevo a que este desarrollo deberá estar acompañado de los marcos éticos y de seguridad que garanticen que los avances no se nos vayan de las manos. Igual deberíamos hacernos, de forma recurrente y permanente, preguntas como ¿Qué pasa si los robots se vuelven demasiado inteligentes?, o ¿qué impacto somos capaces de asumir en términos de empleo y como sociedad?, porque, ¿eres capaz de visualizar ese mundo donde los robots hacen la tarea y tú tienes más tiempo libre para hacer lo que te gusta?, pero… si los robots son los que trabajan, ¿cómo vamos a obtener los ingresos que nos permitan disfrutar de lo que nos gusta?