¿Cuántas veces te has visto en la situación de tener que hacer algo «urgente» y dejar de lado algo «importante»? Seguramente te sucederá constantemente. Y es que, tanto en nuestra faceta profesional como en lo personal, la urgencia se convierte en una adicción. Cuanto más urgente sea algo, más importante parece.
Pero ¿qué pasa cuando confundimos lo urgente con lo importante? Pues que caemos en la trampa de la ineficiencia y la falta de productividad. Por eso, en este artículo voy a abordar los problemas que puede acarrear esta confusión y te voy a dar algunos conejos de cómo evitarla.
En las organizaciones y en la vida en general, muchas veces nos encontramos en situaciones en las que nos sentimos abrumados por la cantidad de tareas que tenemos que hacer. En esos momentos, es fácil confundir lo urgente con lo importante y centrarnos en resolver lo primero que se nos presenta en lugar de enfocarnos en lo que realmente importa. Esto no es del todo eficaz.
Dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a apagar fuegos en vez de a capturar a los verdaderos pirómanos de la productividad.
Lo urgente no siempre es importante
En su libro «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva», Stephen Covey explica la importancia de distinguir entre lo urgente y lo importante. Según Covey, lo urgente es aquello que requiere nuestra atención inmediata, mientras que lo importante es aquello que contribuye a nuestros objetivos a largo plazo.
En otras palabras, lo urgente es algo que necesita ser resuelto de forma inmediata, pero lo importante es algo que tiene un valor mayor y que requiere tiempo y dedicación para lograrlo. El problema es que, en muchas ocasiones, las tareas urgentes nos distraen de las tareas importantes y nos hacen perder el enfoque en nuestros objetivos a largo plazo.
Como bien dijo Dwight D. Eisenhower: “Lo que es importante rara vez es urgente, y lo que es urgente rara vez es importante» Por lo que la mayoría de las veces nos dejamos arrastrar por las tareas urgentes, sin darnos cuenta de que estas no siempre son las más importantes.
La falta de priorización como fuente de problemas
¿Qué ocurre cuando no somos capaces de distinguir entre lo urgente y lo importante? Pues que perdemos la capacidad de priorizar nuestras tareas y, por lo tanto, nos vemos abrumados por la cantidad de trabajo pendiente. Esto puede generar ansiedad, estrés e incluso enfermedades.
Además, cuando no priorizamos adecuadamente nuestras tareas, corremos el riesgo de dejar de lado aquello que realmente importa. En el ámbito empresarial, por ejemplo, esto puede significar perder oportunidades de negocio o no alcanzar los objetivos marcados…
Senior Strategist & Best Practices Specialist. Chief Knowledge Officer (CKO) y Formador Especializado en Metodologías de Gobierno y Gestion en Business&Co.®. Porfolio Manager, Programme Manager y de vez en cuando domador de Proyectos. Director de las Revistas “Tecnología y Sentido Común”, “Stakeholders.news” y del Informativo “El Semanal”.