En Tecnología & Sentido Cómun entrevistamos a Yolanda González Corredor, Data Protection & Privacy Officer de Cepsa, quien nos habla sobre su trayectoria profesional, y aborda los restos y desafíos que afronta en su día a día en la compañía que aspira a ser una de las compañías líderes de la transición energética.
¿Cómo llega una licenciada en Derecho al mundo del compliance y particularmente a la Protección de Datos?
Sinceramente, creo que era algo que me estaba esperando. Llegó la oportunidad, la cogí y lo que parecía parte de mi desarrollo profesional se convirtió en una pasión, algo que ha trascendido al plano profesional. Creo que pocas cosas pasan por casualidad y a eso que a veces nos referimos con la palabra suerte, realmente es trabajo y dedicación, si bien es cierto, que está fórmula no siempre es infalible.
Esta oportunidad se me presentó con motivo de una restructuración del departamento jurídico mientras parte de mis responsabilidades se situaban dentro del área societaria y excelencia operacional, al que se sumó protección de datos.
Recuerdo perfectamente ese momento, en una sala de reuniones, y quien en ese momento era mi responsable directo y el director de la asesoría jurídica me hicieron la propuesta de asumir el rol de DPO en Cepsa. Sentí vértigo de verdad, fue un vuelco en el estómago. Era consciente que no era un puesto cualquiera y que asumía grandes responsabilidades. Lo único que puedo decir es que desde el minuto uno, y créeme si te digo que fue así, encontré mi vocación/pasión. Empecé con un proceso de aprendizaje a todos los niveles, ya sabes, 70/20/10. El 70%, sin lugar a duda, con la práctica de mi trabajo que, en una empresa como Cepsa, donde hay distintos negocios, que tu trabajo en el día a día hace que estén continuamente aprendiendo. Al ser tan variado, tratas con distintos perfiles dentro de la organización, y de aquí el otro 20%, el aprendizaje que recibes de otros compañeros. Se aprende mucho escuchando al negocio, entendiendo sus necesidades, hay que estar siempre dispuesto a aprender de los demás. Pero también he aprendido de compañeros del mundo de la privacidad, grandísimos profesionales y de los que continúo aprendiendo. Y ya, el 10% aprendizaje formal, cursos, que tampoco me canso de hacer.
Sin olvidar, de todo lo que aprendo cada vez que imparto alguna clase. Esto ha sido un “efecto secundario” de mi práctica profesional, ya que tengo la suerte de dar clases, de compartir mi pasión, disfruto mucho en esos momentos. Desde el exterior tu marco de especialización profesional suele ser percibido como una carga …