Estimados lectores, como he mencionado antes, Puerto Rico se encuentra en un momento histórico, donde las oportunidades de transformación son indudables. A través de la implementación de miles de proyectos en cada rincón de nuestra Isla, tenemos la oportunidad de construir una nueva era para nuestra gente. Sin embargo, lo fundamental no es solo la infraestructura que levantamos ni los sistemas que implementamos, sino el valor humano y comunitario que cada proyecto deja a su paso. A lo largo de mi carrera, he aprendido que el verdadero éxito no se mide únicamente en términos de cronogramas y presupuestos cumplidos, sino en el impacto duradero y positivo que cada proyecto tiene en nuestra gente, en nuestras organizaciones y en las comunidades.
En Puerto Rico, acabamos de pasar por las elecciones generales, y los líderes que el pasado noviembre asumieron las riendas de nuestro destino por los próximos cuatro años, deben tener claro que es a través de cada proyecto que pueden lograr un mejor futuro para nuestro País. Cada proyecto tiene que ser algo más que un monumento de concreto, una iniciativa tecnológica o cifras financieras. Tienen que convertir cada proyecto en oportunidades tangibles para que el puertorriqueño “de a pie” vea, perciba, y sienta como mejora su vida y la de su familia.
Para lograr esa meta, cada uno tiene que internalizar que la Gobernanza y el Liderazgo son los Fundamentos que asegurarán un Éxito Sostenible. Una gestión bien gobernada implica tener estructuras claras y bien definidas,donde todos, desde el Gobierno Central, los alcaldes y alcaldesas, los directores ejecutivos y sus juntas directivas y los propios gerentes y líderes de cada proyecto individual, estén comprometidos con un enfoque basado en la transparencia, la agilidad, la sostenibilidad, la excelencia y, sobre todo, en el servicio a la gente a la hora de tomar decisiones.