Inteligencia que no entiende lo que dice ¿Es inteligencia?

Queridos lectores, como dice el meme de 2016 “emosido engañado” y no tiene pinta de que nuestra tostadora automática vaya a liderar la rebelión de las máquinas… Todavía. Todo lo que se está llamando IA ahora mismo, fundamentalmente para vender más, no deja de ser modelos estadísticos avanzados sin conciencia, razonamiento humano real y más aún con base en la probabilidad más clásica. Ojo, que no se busca aquí reventar el argumentario comercial de temporada, sino defender que lo de hace 10 años ya era IA, con algunos matices, teniendo ahora una nueva evolución del software.

Igual que los tintes de pelo están de moda por temporadas para que la rueda gire, los 50 fueron la cibernética, los 60 los sistemas expertos, los 70 la programación lógica, los 80 eran ya «la inteligencia artificial simbólica», los 90 las redes neuronales, desde el 2000 el machine learning, desde el 2010 el deep learning, diez años después los modelos funcionales y ahora la IA generativa, que en audio y vídeo da para diez artículos más como este mínimo. Hay que quedarse con la pelirroja original y nunca acepte imitaciones, ya que todos esos escalones siguen siendo necesarios. Meterse en el último tramo sin la casa ordenada solo conseguirá quemar millones y millones en inversiones vacías que; sorpresa para nadie, las grandes empresas que más invierten en IA no están han acabado teniendo el retorno deseado. Mejoras, sí; las deseadas, en absoluto.

Para nada hablamos de una estadística simple o trivial, hablamos de miles de millones de toneladas de información estructurada que han encontrado un atajo para que tengamos IA sin apocalipsis provocado por máquinas. Eso sí, el apocalipsis lo crearemos nosotros que seremos mucho más torpes y viscerales a la hora de tomar malas e hirientes decisiones. Este atajo se fundamenta, simplificando al máximo, en predecir la siguiente palabra de una frase con un contexto. Si la frase fuera “América fue descubierta por…” las siguientes palabras serían: Con un 60% de probabilidad Cristóbal Colón, seguido de un 20% de posibilidades para los vikingos con Leif Erikson (y llegó sin móvil familiar), un 19% para el chino Zheng He y un 1% para la leyenda irlandesa de San Brendan.

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