¿Quién es Alberto Palomo, y cómo fueron tus comienzos en el mundo de los datos?
Diría que fundamentalmente una persona con mucha energía, y una gran pasión vital. Me licencié hace ya muchos años en Física, y después estudié en Cambridge (en el departamento donde estaba el superfamoso Stephen Hawking), para posteriormente doctorarme en Supergravedad en el CSIC/UAM, lo cual supuso cumplir uno de mis grandes sueños. Aunque hasta ese momento no había estudiado demasiada Estadística, fue durante mi etapa postdoctoral que comprendí el enorme valor latente que hay en los datos. Y, como sí había programado mucho, conseguí entrar en un laboratorio de I+D en Toronto (Canadá) para modelizar matemáticamente la aceleración de las redes neuronales artificiales (casi las mismas que ahora propulsan ChatGPT).
Y aunque el éxito de estos descomunales modelos es innegable, lo cierto es que su desarrollo tiene un cariz más heurístico que seguramente analítico, y por eso en mi siguiente paso decidí volver a una senda determinista más tradicional. Así, durante casi 5 años lideré la unidad de Arquitectura & Ciencia de Datos para la filial norteamericana de Iberdrola, donde también aprendí muchísimo de Big Data de la mano de un equipo y unos partners técnicos sobresalientes, y desde donde desarrollamos varias aplicaciones de Analítica de datos. Y muy notoriamente, diría que también aprendí la importancia de las soft skills y el buen gobierno de los procesos tecnológicos, para alcanzar el éxito funcional. Esto es algo que lo que seguramente tus lectores sean mucho más conscientes de lo que lo era yo entonces…
Háblanos de la Oficina del Dato, su trayectoria, sus nuevos retos.
La Oficina del Dato es una idea de la Vicepresidenta 1ª y la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA). Nace formalmente en BOE en el 2020, y las actividades arrancan en 2021, así que somos todavía una división joven. Surgimos para impulsar las nuevas capacidades que las tecnologías digitales ofrecen a la sociedad en su conjunto, en un momento en el que se apuesta por potenciar el Big Data y la Inteligencia Artificial como base de una reindustrialización que permita la creación de empleos de alto valor añadido. Nuestro mayor reto es ser útiles para dar una respuesta coordinada a las diferentes oportunidades de la digitalización data-driven.
Y ese enfoque hacia la transformación digital y su impacto económico es la razón por la que realmente no somos una unidad que trabaje directamente con datos. Es curioso porque durante los primeros meses muchos se dirigían a nosotros pidiendo datos, y ese no es nuestro rol. Somos una unidad con un doble componente: por un lado técnico, para entender el contexto tecnológico y anticiparnos a lo que ocurre a nivel mundial, y especialmente para alinearnos y liderar en Europa, y también estratégico para ayudar a la reindustrialización nacional a partir de las oportunidades de la Economía del Dato.
Háblanos del equipo, de cómo está organizada y qué hace exactamente.
Somos un equipo pequeño pero tremendamente activo. Como comentaba antes, nuestro rol es eminentemente estratégico y de orquestación técnico-funcional. Muchos son ingenieros, pero también hay gente con un enfoque legal, económico, o de transformación digital. Por supuesto, también existe conocimiento de la propia Administración, porque esa pata de impacto tanto dentro del Sector Público, como también a través de las actuaciones desde el Sector Público, resulta clave. Las Administraciones Públicas jugamos un rol muy relevante en el panorama de iniciativas en torno al tratamiento y explotación del valor del dato, y ahí es donde precisamente jugamos un papel de coordinación e integración, aportando valor en aspectos transversales como la estrategia nacional o los marcos generales para el buen gobierno y gestión del dato.
Estáis muy activos internacionalmente, háblanos de ello.
Efectivamente, participamos muy activamente en los ámbitos de la UE que tienen que ver con la Estrategia Europea de Datos. Ahora mismo en Europa hay diferentes iniciativas y proyectos extraordinariamente relevantes, que están definiendo cómo va a ser el futuro digital de Europa.